martes, 1 de enero de 2013

BEBER VINO ES CULTURA


El día 28 de noviembre de 2011 el Congreso de los Diputados aprobaba por unanimidad una declaración en apoyo a la candidatura para que la cultura del vino fuera declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Entre las consideraciones que han llevado a tal propuesta figura la de que han constatado que el vino se encuentra presente en nuestra historia, nuestras artes y nuestra cultura alimentaria.

Está claro que el vino figura unido a la existencia del género humano desde hace milenios y que su consumo moderado es muy recomendable; pero de ahí a considerarlo una manifestación cultural hay un mundo. Bien es verdad que tomado en exceso inspira la creación artística, pero también lo hace el LSD y a nadie se le ha ocurrido elevarlo a los museos.

En relación a lo anterior, alguien me podría objetar que el término viticultura se define como el arte de cultivar las vides; pero yo entiendo que en esta ocasión el término arte viene relacionado con su  acepción de disposición y habilidad para hacer una cosa; y aquí puede darse otra objeción; porque resulta que el ser humano ha demostrado a lo largo de la historia disposición y habilidad para hacer muchas cosas, pero no todas son admirables y dignas de premio (baste citar como ejemplos negativos los instrumentos de tortura, la fabricación de bombas atómicas, etc.).


Yo creo que nuestros parlamentarios no han profundizado en las consecuencias que tendría tal declaración por parte de la UNESCO, organización que por otra parte viene sirviendo más bien para poco, como todas las dependientes de la ONU, esa entidad internacional que se ha dotado de un Consejo de Seguridad encargado de mantener la paz y seguridad entre todas las naciones, llegando incluso a la intervención armada en caso necesario;  pero siempre que nos centremos en el concepto de paz y seguridad tal como lo entienden cinco de esas naciones, que tienen derecho de veto cuando alguna decisión no les satisface.

Vamos a suponer por un momento que se acuerda la declaración de esa llamada cultura del vino como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad; lo que de inmediato debería acompañarse de varias consecuencias sobra la forma de vida y la legislación que regula nuestra convivencia:

- Se debería permitir el consumo de vino a los niños, porque está claro que un estado social democrático de derecho debe remover todos los obstáculos que impidan el acceso a la cultura desde la más tierna infancia.

- En el mismo sentido de lo anterior, el 18 de mayo, Día Internacional de los Museos, la compra de vino en los supermercados y su consumo en los bares debería ser gratuito, como lo es la entrada a todos los espacios culturales.

- El Código Penal debería ser modificado, para excluir el consumo de vino del tipo penal de conducir bajo la influencia de bebidas alcohólicas; porque es un contrasentido considerar delictivo el consumo de cultura (lo que sólo se hace en las dictaduras). En relación a lo anterior, los taberneros deberían expedir un certificado a los consumidores/conductores cuando hubieran bebido exclusivamente vino, para que las fuerzas y cuerpos de seguridad, a la vista de dicho certificado, no les sometieran a estos conductores a controles preventivos de alcoholemia.

- Se debería crear una comisión parlamentaria para buscar al mayor bebedor de vino de España, para proponerlo a algún premio Nobel, en reconocimiento a su meritorio consumo de cultura. Realmente este premio sería más justo que algunos de los que se han otorgado hasta ahora, como el de Literatura a un primer ministro por un libro de memorias infumable o el de la Paz al presidente de uno de los países más belicistas del mundo.

Yo les diría a nuestros diputados que si quieren proponer declaraciones a la UNESCO, lo hagan, por ejemplo, con el Puente de Alcántara o el Acueducto de la Peña Cortada; por tratarse de unas de las mayores maravillas que nos legó el Imperio Romano, y cuyo disfrute, al contrario que el de vino, no nubla nunca los sentidos ni conduce a riesgos de coma etílico; ya que únicamente pudiera producir el síndrome de Stendhal por exceso de belleza, pero sólo en los casos de personas extremadamente sensibles.

Y por lo que se refiere al vino, si la razón de esta propuesta es intentar estimular el crecimiento de sector vitivinícola; la mejor medida es bajar el precio de las botellas; ya que con la excusa de las denominaciones de origen y unas etiquetas elegantes, en muchas ocasiones se multiplican exponencialmente los precios razonables de estos caldos, con lo que conducen a la generalidad de consumidores a limitar al máximo la compra de estos vinos, decantándose por la compra de envases de cartón o en botellas de varios litros, que no tendrán tanta calidad; pero, dicho sea de paso, emborrachan igual y además, combinan muy bien con la gaseosa.


8 comentarios:

  1. Andrés Mencía Plaza2 de enero de 2013, 19:25

    Bebe, que la vida es breve, Juanbau.

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    1. Desde luego Andrés. Yo tengo que ser de las personas más cultas de España, porque además de visitar multitud de museos y monumentos, consumo vino (moderadamente, por supuesto).

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  2. Buenísima tu entrada de blog. Coincido en algunos puntos peeeero... en otros difiero, y mucho... no hay que ser talibán... ni siquiera en esto, y si bien creo que nuestros políticos deberían centrarse en tomar decisiones "más provechosas" para el país, también pienso que el vino puede ser considerado cultura y arte (no comparable al puente de Alcántara, pero arte al fin y al cabo), y como parte de nuestra cultura nos acompaña desde siempre... y creo que lo seguirá haciendo... por lo que quizás sobra esa propuesta y no hace falta declararlo patrimonio inmaterial para protegerlo :-)Así que creo que lo mejor que podemos hacer es lo que sugiere Andrés, beber y disfrutar de la vida... con moderación siempre ;-)

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    1. Una de las cosas más bonitas de esta vida, además de beber y disfrutarla lo mejor que podamos (yo procuro vivir cada día como si fuera el último), es poder debatir y tener distintos puntos de vista sobre cualquier tema. Yo lo que critico es la hipocresía de los políticos, que por un lado apoyan la producción del vino y por otro limitan al máximo los actos de consumo, según convenga en el momento. Recuerdo a un ex presidente que criticó una campaña de la Dirección General de Tráfico durante una reunión con productores de vino; olvidándose de que cuando él gobernaba se había potenciado la realización de controles preventivos de alcoholemia. Ah, en cuanto a que los políticos se centren en tomar decisiones, mejor que no lo hagan, porque cada vez que deciden algo, baja nuestro poder adquisitivo.

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  3. Francisco Bonilla5 de enero de 2013, 18:41

    hay que ver Juamba, creo que te has enrollao un poco,que solo quieren vender vino de buena manera, los políticos, la mayoría incultos tienen que pintar algo en el escaño que ocupan y lejos de tener ideas responsables que nos ayuden a salir de este agujero en el que vivimos se les ha ocurrido esto lo mismo que podrían haber propuesto las coplas de la piquer ( je je je) así que a mí tal como está el patio no me sorprende nada ( pena me dá reconocerlo), ¿piensas que porque se declare patrimonio inmaterial de la humanidad la gente va a consumir más vino?, yo francamente no sé si tendrá efecto todo esto, hay tantas cosas que se declaran patrimonio de la humanidad que dudo que la gente se acuerde de todas, sino fíjate en la dieta mediterránea que tiene esa consideración y como están los burguers de llenos ( jejeje) o en nuestro idioma, el español que también está reconocido y sin embargo cada día lo hablamos y sobretodo escribimos peor ( esto último a mí si me parece preocupante), por eso te digo que no hace falta alarmarse tanto, si esto llega a suceder creo que la gente pronto lo olvidará como ha olvidado otros monumentos ( ya te hablé de la situación de Toledo) y tendencias culturales por lo que no te apures y en cuanto al LSD solo decirte de que dudo mucho que la gente lo consuma para tener más creatividad no confundamos churras con merinas que en este país somos como somos y el vicio es el vicio.

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    1. Paco, no puedo estar más de acuerdo con tu reflexión. La generalidad de los políticos que nos representan votan los que les pueda reportar más apoyo social, sobre todo si está relacionado con colectivos con poder de presión, sin pensar si es sensato.
      Y en cuanto al LSD, he leído lo suficiente como para saber que muchos artistas lo han consumido, entre otros el todopoderoso John Lennon, que fue el lider del grupo mas idolatrado de la historia de la música; bueno, por otros, porque a mi no me gustaron nunca.

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  4. Francisco Bonilla6 de enero de 2013, 17:18

    No sé si será muy grande el poder de presión que pueda ejercer el sector vitivinícola supongo que su influencia tendrá pero no creo que esta iniciativa tenga un desmesurado apoyo social,como te escribí más arriba la gente enseguida se olvida y se engancha a otra moda, lo único que quiere es jolgorio,aquí prima el interés comercial aunque eso suponga contradecirse por parte de los políticos (comento esto recordando la conversación de ayer sobre la contrariedad que te parece fomentar el consumo de vino y endurecer las tasas y multas por alcoholemia en la conducción de vehículos),vivimos en una crisis y las empresas se desesperan por vender aunque solo sea un palo de escoba, estoy de acuerdo contigo en tu reflexión sobre los políticos desde luego no creo que hayan pensado esto de forma sensata,nunca lo hacen y si no recuerda lo que públicamente decía el difunto y muy respetable alcalde de madrid D. Enrique Tierno Galván en los primeros años de la movida madrileña para ir acorde con la juventud de la época "Quien no se haya colocado que se coloque" ¿ tu crees que el señor Tierno Galván sabría exactamente lo que la juventud denomina colocarse? pero así son las cosas y en estos tiempos tan confusos y falsos más vale caer en gracia.

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    1. Realmente no conozco cual es el poder de presión del sector vitivinícola, pero "Por sus obras les conoceréis" y es muy significativo haber conseguido una votación unánime del Parlamento. Precisamente, como cito en el artículo, la escasez de ventas en el sector puede estar detrás de la iniciativa, como lo demuetran esas continuas ofertas de vinos de calidad en los supermercados, aunque todavía insuficientes, a mi juicio. Por lo que se refiere a la recomendación del Sr. Tierno Galván la considero totalmente fuera de lugar, ya que pronunciada fuera de contexto incita a cualquier exceso nada recomendable, incluso con algunas sustancias que realmente son peligrosas para la salud; lo que no es el caso del vino; que es bueno para la salud, incluso en moderado exceso. Recuerdo en este punto el refrán que dice que "Con pan y vino se anda el camino"; pero ten cuidado con las horas y los lugares por los que andas ese camino, no sea que te encuentres un inesperado control preventivo de alcoholemia y te apañen la maltrecha economía.

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