A
menudo en mis viajes me encuentro con ciclistas y he tenido todo tipo de
experiencias, algunas agradables, otras indignantes y algunas, afortunadamente
las menos, que me han dado un susto de muerte.
Hace
unos días viajé al norte de la provincia de Guadalajara para conquistar la cima
de La Cebosa y en el viaje de vuelta, circulando por una estrecha carretera de
montaña se produjo uno del los más bonitos episodios que me han sucedido con
ciclistas; ya que al aproximarme a dos de ellos, que circulaban uno detrás del
otro, el que iba detrás dio una voz al primero, amorillándose ambos al lado
derecho de la calzada, haciéndome una señal con el brazo para que pasara; lo
que hice con mucha precaución, atento a que no vinieran vehículos de frente y
respetando una separación prudencial con los ciclistas.
Quería
relatar primero este encuentro agradable, pero ahora pasaré a uno de los
calificados como indignantes; que me sucedió hace meses, en mi viaje a
Mallorca, en el que circulando por una carretera con arcén me encontré con un
grupo de unos veinte ciclistas que circulaban ocupando más de la mitad del
carril derecho, sin circular ninguno de ellos por el arcén, habiendo tráfico
denso en sentido contrario, lo que impedía el adelantamiento. Lógicamente,
accioné el claxon para que se apartaran, pero no me hicieron ningún caso,
teniendo que circular tras ellos más de cinco minutos, a la espera de poder
adelantarles. Tengo que reseñar que no se trataba de ninguna prueba ciclista
señalizada como tal.
La
carretera de Sa Calobra, en Mallorca, es estrecha, tortuosa y muy utilizada por
ciclistas.
|
En
ese mismo viaje a Mallorca se produjo uno de los peores encuentros con
ciclistas que he tenido en mi vida y que, afortunadamente, no tuvo consecuencias gracias a que yo
circulaba a una velocidad prudente y a que los frenos de mi coche funcionan
perfectamente. Ese día viajaba feliz después de haber tocado el cielo desde la
cima del Puig Mayor, techo de las islas Baleares, por un tramo ascendente de
una carretera de montaña cuando, de repente, en una curva me salió un ciclista
invadiendo ostensiblemente el carril izquierdo de la calzada, accionando yo
inmediatamente el freno, deteniéndose mi vehículo casi de inmediato, lo que le
permitió al ciclista esquivarme y reincorporarse a su carril, sin llegar a
colisionar por escasos centímetros.
A
mi me gustaría que en todas las ocasiones, conductores de turismos y de
bicicletas utilizáramos las vías públicas con sentido común, evitando abusos
que solo pueden conducir a accidentes en los que el ciclista seguramente se
lleve la peor parte. Por ello, voy a hacer una breve mención a la vigente
normativa de tráfico referida a la circulación de ciclistas.
El vigente Reglamento General de Circulación, en su artículo 36.1 contempla que los conductores de ciclos o vehículos en seguimiento de
ciclistas, en el caso de que no exista vía o parte de ella que les esté
especialmente destinada, circularán por el arcén de su derecha, si fuera
transitable y suficiente para cada uno de éstos, y, si no lo fuera, utilizarán
la parte imprescindible de la calzada. La
parte imprescindible de la calzada, no todo el ancho de ella.
En los descensos prolongados con curvas, cuando razones de
seguridad lo permitan, los conductores de bicicletas podrán abandonar el arcén
y circular por la parte derecha de la calzada que necesiten. Lo que nunca pueden hacer es invadir el
sentido contrario.
El punto 2 del mismo artículo autoriza a las bicicletas a
circular en posición paralela, que podrán hacerlo en columna de a dos,
orillándose todo lo posible al extremo derecho de la vía y colocándose en
hilera en tramos sin visibilidad, y cuando formen aglomeraciones de tráfico. En
las autovías sólo podrán circular por el arcén, sin invadir la calzada en
ningún caso. Lo que no está autorizado
es que circulen en pelotón, constituyendo un obstáculo para el resto de
vehículos.
El artículo 64 recoge la prioridad de paso de los ciclistas
respecto a los vehículos de motor cuando circulen por un carril bici, paso para
ciclistas o arcén debidamente señalizados; cuando para entrar en otra vía el vehículo de motor
gire a derecha o izquierda, en los supuestos permitidos, y haya un ciclista en
sus proximidades, y finalmente cuando circulando en grupo, el primero haya
iniciado ya el cruce o haya entrado en una glorieta. Lo que no contempla ninguna norma es que los ciclistas puedan cruzar
una calzada por un paso de peatones, pretendiendo tener prioridad como si
fueran a pie (lo que si sucedería si se apean de la bicicleta y la llevan de la
mano). Esta última observación sería
muy recomendable que los padres se la transmitieran a sus hijos, ya que es muy
frecuente que los jóvenes cometan esa infracción de tráfico que supone cruzar
una calzada por un paso de peatones sin apearse de la bicicleta.
En relación a lo anterior, debemos citar el artículo 121.4
que prohíbe la circulación de los que utilicen monopatines, patines o aparatos
similares por la calzada, salvo que se trate de zonas, vías o partes de éstas
que les estén especialmente destinadas, y sólo podrán circular a paso de
persona por las aceras o por las calles residenciales debidamente señalizadas.
El punto 5 de ese mismo artículo dispone que la circulación
de toda clase de vehículos (entre los que se incluyen las bicicletas) en ningún
caso deberá efectuarse por las aceras y demás zonas peatonales. Creo la
circulación de niños pequeños bajo la estricta vigilancia de personas mayores
con bicicletas de pequeño tamaño, a paso de persona, puede considerarse
incluida en el apartado anterior; pero
en ningún caso se debe tolerar la circulación de adolescentes en bicicleta a
gran velocidad por las aceras y zonas peatonales, poniendo en peligro su propia
integridad física y la de los peatones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aquí puedes añadir cualquier comentario o sugerencia que quieras realizar en relación al blog.