Hace unas semanas mi amigo Paco hizo el saludo de
JuanBau desde el pico Kala Patthar (5545 m), teniendo como fondo la incomparable
silueta del Chomolungma, y no me quedo corto al calificar tal montaña, puesto
que con sus 8844 m
(contando el manto de nieve permanente se incrementa hasta los 8848 m) se trata del techo
del mundo. De hecho, su nombre en nepalí significa Madre Diosa de las Montañas.
En el siglo XIX los británicos le pusieron a esta montaña un nombre del que no
quiero acordarme, pero que a mi pesar es con el que se conoce habitualmente.
Paco saluda a JuanBau teniendo como fondo al Chomolungma. |
Después de esta introducción voy al motivo de mi artículo,
que no es otro que las abusivas tasas por ascender a esta montaña, tanto desde
el lado nepalí como desde el chino (porque actualmente el Tibet es una región
de China). En ambos casos las tarifas son similares, pero mi crítica la centraré
en la vertiente nepalí, por los motivos que ahora explicaré.
Nepal cobra unos 11000 $ a cada escalador extranjero por el permiso para ascender hasta la cima del Chomolungma. A este precio hay que sumarle el coste de la contratación de al menos un serpa local y un seguro de evacuación.
No voy a discutir el coste del sherpa y el seguro de evacuación, porque al fin y al cabo son garantías para que la expedición, de por sí peligrosa, se desarrolle con unas cuotas de seguridad más aceptables, pero lo que es de todo punto un abuso son los 11000 $ de tasa por el permiso en el que no se aporta nada al montañero. Considero que podría ser razonable una tasa de hasta unos 100 $ por el mantenimiento de infraestructuras tales como carreteras, pero cualquier cifra por encima es claramente recaudatoria y excluyente para la mayor parte de la población mundial, sin que exista una justificación razonable, ya que el gobierno nepalí no se ha gastado ni un céntimo en construir la montaña, sino que lo hizo la naturaleza hace setenta millones de años sin cobrar ninguna tasa a Nepal, entre otras razones porque en aquellos tiempos no existía.
En 2015 hubo un terrible terremoto en Nepal que ocasionó más de 7000 víctimas mortales y enormes daños materiales, volcándose la ayuda internacional con el país. De bien nacidos es ser agradecidos y como respuesta a tan generosa ayuda deberían haber suprimido las tasas por ascensión a las distintas montañas ubicadas en territorio nepalí, pero su generosidad únicamente ha alcanzado a ampliar la validez de los permisos contratados en los años 2014 y 2015 hasta 2019, cuando la validez habitual es de un año.
Es decir, que todos los mortales de este mundo estamos invitados a donar alguna cantidad monetaria para ayudar a los damnificados por el terremoto de Nepal, pero solo los ricos pueden escalar sus montañas señeras, debiendo conformarnos el resto con contemplarlas a una cierta distancia. Poco ha cambiado el mundo en los últimos 2000 años.
El Consejo de Seguridad de la ONU debería tomar cartas en el asunto, ya que presume de intervenir en aquellas partes del mundo en las que se violan los derechos humanos, y considero que es un derecho de todo ser humano ascender, si así lo desea y sus condiciones físicas se lo permiten, hasta el techo del mundo. Supongo que ningún estado llevará esta propuesta hasta el Consejo y de hacerlo no prosperaría, ya que China es miembro permanente del mismo con derecho de veto.
Nepal cobra unos 11000 $ a cada escalador extranjero por el permiso para ascender hasta la cima del Chomolungma. A este precio hay que sumarle el coste de la contratación de al menos un serpa local y un seguro de evacuación.
No voy a discutir el coste del sherpa y el seguro de evacuación, porque al fin y al cabo son garantías para que la expedición, de por sí peligrosa, se desarrolle con unas cuotas de seguridad más aceptables, pero lo que es de todo punto un abuso son los 11000 $ de tasa por el permiso en el que no se aporta nada al montañero. Considero que podría ser razonable una tasa de hasta unos 100 $ por el mantenimiento de infraestructuras tales como carreteras, pero cualquier cifra por encima es claramente recaudatoria y excluyente para la mayor parte de la población mundial, sin que exista una justificación razonable, ya que el gobierno nepalí no se ha gastado ni un céntimo en construir la montaña, sino que lo hizo la naturaleza hace setenta millones de años sin cobrar ninguna tasa a Nepal, entre otras razones porque en aquellos tiempos no existía.
En 2015 hubo un terrible terremoto en Nepal que ocasionó más de 7000 víctimas mortales y enormes daños materiales, volcándose la ayuda internacional con el país. De bien nacidos es ser agradecidos y como respuesta a tan generosa ayuda deberían haber suprimido las tasas por ascensión a las distintas montañas ubicadas en territorio nepalí, pero su generosidad únicamente ha alcanzado a ampliar la validez de los permisos contratados en los años 2014 y 2015 hasta 2019, cuando la validez habitual es de un año.
Es decir, que todos los mortales de este mundo estamos invitados a donar alguna cantidad monetaria para ayudar a los damnificados por el terremoto de Nepal, pero solo los ricos pueden escalar sus montañas señeras, debiendo conformarnos el resto con contemplarlas a una cierta distancia. Poco ha cambiado el mundo en los últimos 2000 años.
El Consejo de Seguridad de la ONU debería tomar cartas en el asunto, ya que presume de intervenir en aquellas partes del mundo en las que se violan los derechos humanos, y considero que es un derecho de todo ser humano ascender, si así lo desea y sus condiciones físicas se lo permiten, hasta el techo del mundo. Supongo que ningún estado llevará esta propuesta hasta el Consejo y de hacerlo no prosperaría, ya que China es miembro permanente del mismo con derecho de veto.