La respuesta más habitual en los países de Europa Occidental
sería que a la Alemania
de Hitler la derrotó la coalición formada por la Unión Soviética, Reino Unido, Francia y Estados Unidos, como si la intervención
de todos estos países hubiera sido similar, pero la realidad es otra, ya que en
la práctica la casi totalidad del peso de la guerra recayó sobre el ejército
soviético. Como mejor prueba de ello aportaré la cifra de víctimas mortales,
tanto de soldados como de población civil. La URSS tuvo casi 9.000.000 de soldados muertos y
sus víctimas civiles superaron los
17.000.000. Mientras tanto, los
soldados muertos de Estados Unidos y Gran Bretaña juntos no llegan a los
600.000 y las víctimas en la población civil de este segundo estado fue de unas
60.000 personas.
En cuanto a Francia, no la computo como potencia vencedora,
ya que debemos recordar que se rindió al ejército alemán el día 22 de junio de
1940, y bien que se tuvo en cuenta esta rendición a la hora del reparto una vez
finalizada la guerra, ya que en la conferencia de Potstdam se reunieron representantes
de La URSS ,
Estados Unidos y Gran Bretaña, que decidieron el reparto de Alemania en varias
zonas de ocupación militar, la parte oriental para de los soviéticos y la
occidental en principio para americanos y británicos, aunque estos dos ejércitos
decidieron ceder algo de su parte a los franceses.
Se suele hablar mucho de la importancia del desembarco de
Normandía el día 6 de junio de 1944, considerándolo decisivo en el desenlace de
la guerra, pero en realidad ese día únicamente desembarcaron 160.000 soldados,
en contraste con los casi 1.150.000 soldados soviéticos que intervinieron en la
contraofensiva en el área de Stalingrado.
Otra prueba de la enorme diferencia de la contribución de unos países
sobre otros en la derrota de las tropas de Hitler es que del total de víctimas
alemanas, estimado en unas 5.500.000 personas, más de 4.000.000 murieron en el
frente oriental.
Un dato curioso que demuestra el peso de ejército soviético
en la victoria final sobre los alemanes fue que Stalin hizo plantar en los
jardines situados junto al edificio en el que se celebró la aludida conferencia
de Potsdam una rosaleda en forma de estrella (las rosas por supuesto que eran
rojas). A esta estrella se le llamó “El regalo de Stalin” y con ella el líder
soviético quiso dejar claro que quien mandaba en aquella conferencia era él.
Monumento al soldado soviético en Viena. |
Para finalizar, quiero destacar que aunque la Unión Soviética se disgregara el
25 de diciembre de 1991, no por ello se dejaron de recordar la gesta de la
victoria en la Segunda Guerra
Mundial y de honrar a sus muertos. Un
claro ejemplo de ello es el monumento al soldado soviético en Viena, la capital
de Austria. En el contrato por el que las tropas de la URSS abandonaban Austria se
especificaba que dicho país se comprometía a mantener este monumento en
perfecto estado eternamente. Hace unos años a los austriacos se les ocurrió la
brillante idea de aumentar la altura de los chorros de la fuente situada ante
el monumento, a lo que el líder ruso Vladimir Puttin exigió que se rebajara la
presión del agua, ya que tapaba al soldado soviético del monumento, lo que no
tuvieron más remedio que acatar. Esto demuestra que en Rusia por encima de los
cambios políticos está el respeto a la historia y a los millones de muertos que
les ocasionó la Segunda
Guerra Mundial. Si eso hubiera pasado con un monumento
español lo más probable es que nadie se hubiera opuesto, hubiéramos pedido
perdón oficialmente por ganar la guerra e incluso nuestro país, como gesto de
buena voluntad, hubiera subvencionado el cambio de los motores de la fuente para
que aumentara la presión del agua.